Taxativo.


Ese cielo gris de las mañanas de otoño.
Las hojas que caen.
El color del bondi que pasa a toda velocidad justo cuando llego a la parada.
La gente que saludo cuando entro a la oficina.
El aroma del primer mate, y ese palo santo que adivino y extraño.
El rayito de sol que me alegra a las cinco de la tarde.
Esa canción que suena una y otra vez en la radio.
Las gotas que golpean mi ventana, y “qué frío que hace”, dice mi vecina.
La luna que sale a caminar siguiendo tu celestequemecuesta.              
La risa de mi mamá resonando de aquel lado del charco.
La teoría del big bang que ya no es tan divertida.
Esa en el espejo que te llora y que no cambia y que cada vez que la miro está más cambiada.
El sonido de los tambores que extrañan tus dedos.
Cada centímetro de mi piel que siente lo mismo.
La señora con el carrito de las compras. 
Esa bola de lágrimas en mi espacio intercostal izquierdo y no quiere salir de ahí.
Las películas en el cine, las redes sociales, los almuerzos, los amigos.
El rocanrol que ya no canto porque desbordo en mares de adiós.
Las luces en el barrio.
La llamada de mi abuela.
Las mismas noticias en el televisor.
Los poetas.
Las bicicletas
La cerveza.
Los atardeceres.
La forma triste en que sonrío cada vez que algo me recuerda a vos.  
Tu razón y mi razón.
Tu dolor y mi dolor. 
Ese algúndíaverás y la desazón,
El mundo sigue girando aún sin tu amor.

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