¿Qué tango hay que cantar?
¿Viste cuando dicen “estás mal de
la cabeza”? Yo tengo eso, pero del corazón. Para mí, el amor es un sentimiento
tan lindo y mariposiento, que creo que es fácil sentirse “enamorado”. Lo difícil
es que sea verdadero.
Creo que es fácil “enamorarse” de
lo socialmente correcto. De lo que atrae. De lo que llama la atención.
No hay piedras en el camino hacia
el amor por unas tetas, o esa boca que te nombra. No hay escombros en seguir
los pies de la delicadeza. No hay sombras en el mediodía del amor superfluo y
neoliberalista.
Lo verdadero, lo absolutamente verdadero, es enamorarse de las pecas que se achinan cuando la hacés reír. Del
rollito en la panza por las birras que compartieron. De las lágrimas que caen
cuando se da cuenta de que no estás listo para ser compañero de viaje.
Lo real es enamorarse más allá
de la convencionalidad de un culo de revista, que hoy son todos iguales. Lo
difícil es enamorarse de una persona, con todas sus aristas, con todos sus
recovecos, con todas sus historias.
Mi corazón, hecho
trizas como lo conocés, quiere esconderte en mi pecho cuando te veo penar por
ella. Quiere avivarte cuando nos reímos juntos. Quiere cantarte. Quiere hacerte
bien.
Ojalá la
olvides.
Ojalá me
cantes.
Ojalá te ames.
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