Me la juego que la cura está en el mar.
Hacé silencio. ¿Los escuchás? Van haciendo ruidito a cristales. El entrechocar se eleva como cánticos navideños, pero con un dejo amargo y oscuro. Se puede sentir desde lejos en las grandes ciudades. Se puede escuchar con tristeza en las noches de luna llena. Hacé silencio. Prestá atención. Son los corazones hechos pedacitos que alguien no supo amar. Los escuché por primera vez a los 15 años. No entendía de dónde salía ese ruidito a caja de rompecabezas. Me costó algún tiempo darme cuenta de que salía de adentro mío. Cuando caminaba. Cuando bailaba con mis amigas. Cuando corría el colectivo. En cuanto lo comprendí, empecé a escuchar los demás. Escuché las "cajas de rompecabezas" en las chicas que esperaban el bondi en mi parada. Percibí alguna vez las "canicas" en una joven paseando un perro. Una vez me pareció escuchar casi una "lluviecita de astillas" en un hombre cabizbajo y oscuro que me cruzó fumando un pucho. Pronto me dí cuenta de que todos