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Mostrando entradas de diciembre, 2014

Título que no debe ser reiterativo.

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Todo está confuso. Difuso. Partido. Desarmado. Una vez más. Por primera vez en su vida todo había cobrado forma. Todo tenía color. Los bordes estaban marcados. Y las luces eran brillantes. Y la vida se lo quitó. Es todo cuestión de Blanco y Negro. De Alto y Bajo. De Bueno y Malo. Todo puede ser peleado, claro. Pero la realidad es una sola. Todo puede ser cambiado, transformado. Pero siempre será triste. Siempre será triste. Momentos largos. Momentos cortos. Amores grandes. Amores pequeños. Sensación fuerte. Sensación débil. Amor, odio. Perdón. Todo puede tener dos caras. Pero lo que se rompió sólo puede ser arreglado. Ya nunca será nuevo. Se volvió a dormir llorando. Estaba durmiendo con Caín y Abel.

Sanar.

La Muñeca del Corazón Partido se levantó en la mañana del día fatídico con las imágenes de ese sueño tan horrible todavía en la retina. Imposible confiar, imposible dejar atrás. Cada intento terminaba en un callejón sin salida, con un Muro de los lamentos en todo lo que abarcaba la vista, con alambre de espinas y electrificado, como si hiciera falta. Decide llamarlo, escuchar su voz. Que fuera una voz diferente a la de su sueño. Que la tranquilizara, que le hiciera mimos al Corazón Partido. En el sueño esa voz lastimaba como cuchillas de doble filo a toda velocidad, amenazado con terminar de romper ese Corazón que no se sabía cuánto más iba a durar. En la vida real, esa voz la llenaba de amor y de esperanza, la invitaba a seguir el día como la vida lo presenta. Con altibajos. Con horas largas, estiradas que no pasan. Con minutos cortos que querés que duren años. Pero sabía. Sabía que estaba en medio de un proceso extraño. Que él rompía su corazón porque era parte de su crecimiento,

Manuelita

-Tengo ganas de escaparme al Alfar. -¿Escaparte de qué? -De todo. No sé. Quiero esconderme detrás de un personaje que no soy, para escapar de esta que sí soy. Fingir que soy ama de casa, cria-niños y chef. Pulpo feliz y lengua rápida. Descansar detrás de una vieja de barrio. De todo este amor que me llena y me cansa. Que me da vida y me mata. De toda esta música en la cabeza que nunca voy a componer. De todos esos libros que nunca voy a escribir. De toda esta historia que nunca voy a contar. -No vas a ser feliz así. -Lo sé. Voy a querer escapar. Voy a querer viajar. Seguir con mi macramé. Ver gente. Seducir con mi sonrisa. Enamorarme en el colectivo. Voy a querer ser libre. -Tu mamá siempre te dijo 'tortuga escapista'. -De él nunca me quise escapar. Podía viajar. De verdad. O en el sillón con él a mi lado. Podía seducirlo cada vez con una sonrisa. Podía enamorarme a cada momento de una de sus reacciones, o solo de verlo caminar hacia mi. Podía hacer mi macramé, mi música,

Carta.

Como persona acostumbrada a ser la heroína, sonrisas y todo amor, me cuesta ser la mala en tu película. Supongo que a veces me golpea como la tormenta estival en mi ventana. Soy la villana, bruja malvada, que se llevó la esencia de tu ser. ¿Sabés cómo lo sé? Porque él también es la esencia de mi ser. Tiene ese no-sé-qué en la mirada, o quizás en su forma de sonreír. Te hace sentir especial, única. Y no es sólo ser importante para él. Es como si fueras mágica para todo el mundo. Caminar en el polvo de esta Tierra a su lado es como caminar por pétalos de rosas. Sos la reina de corazones. Sos el verano que todo el mundo espera. Sos alegría y misterio. Sos polvo de hadas y crema del cielo. Él te hace sentir que sos lo mejor que le pasó en la vida. Y que lo completas, como vos sentís que te completa. Que tiene lo que te falta. Que comprende esos rincones de vos misma que son incomprensibles para los demás. Él es mi vida misma y dejé todo al margen, en compás de espera, para hacer que me a