Entradas

Mostrando entradas de enero, 2012

Canción de cuna (a mi papá).

Una nana hoy me hizo escuchar tu voz. Esa nana que escribiste aquella vez. Una canción que me dice que hoy estás, que jamás me dejarás, que me dice que me amás. Pero hoy... Hoy te extraño más que ayer. Y ante el piano esa canción me hace llorar. En susurros, la canto una vez más, creyendo que escuchás mi canción en donde estás. No quiero imaginar este mundo sin tu voz, sin tu abrazo y tu canción... No quiero imaginar una vida diferente a la que ya nos tocó pasar. Le doy gracias a Dios, porque me hizo fuerte, apasionada, hippie y musical, porque me hizo como vos, porque te hizo mi papá. Que esta canción hoy te haga escuchar mi voz. Que el pasado atrás está y no lo quiero cambiar. Porque mis sueños alumbrados siempre están por la luna, que una vez me regalaste en mi niñez. Y la vida nos enseña como sin querer lo que un sabio escribió alguna vez: "Que el laberinto del destino no se puede predecir". Con mi canción, hoy te quiero hacer sentir: Que no

Plateado.

La miró de lejos. Delgada y frágil. Importante. Delicada. Se le antojó muy blanca, fría, distante. Tuvo ansias de alcanzarla. De recorrer cada centímetro de su cuerpo. Encontrar lo más alto y lo más profundo. Conocerla en sus mejores días. Amarla en los peores. Supo que estaban hechos el uno para el otro, y aún así, años luz parecían distanciarlos. Sintió cómo ella influía en él. Sintió cuánto la necesitaba, con cada átomo de si mismo. Quiso tocarla. Quiso besarla. Quiso amarla en esa mismísima noche. Y ella lo miró desde lo alto. Desde su grandeza. Desde su solemnidad. Y lo vio más importante aún. Amó sus colores. Deseó su sabor en los labios. Quiso verse rodeada por sus enormes brazos, para no sentirse sola nunca más. Lo vio calmo por momentos, pero impetuoso, y tenaz. Mejor aún: supo en un sólo instante, cuán intenso era. Y quiso eso. Esa fuerza, esa intensidad, esa pasión. Quiso amarlo en esa mismísima noche. - Estar hechos el uno para el otro. Soñar despierto. Idealizar. Inte

El día que no fue gris.

Racimos de colores bailan en tus ojos. Te miro y no pienso. Te pienso y no existo. Te escucho y sonrío. No puedo evitar quererte. Nadie quita lo romántica empedernida que hay en mí, y no hay mar, ni olas, ni puestas de sol que sacien ese vacío en mi alma. La cadencia del oleaje juega con el timbre de tu voz y pienso que no hay horas en el día, no hay años en la vida, no hay nada. Nada más que vos. Malas decisiones tomadas, equivalen a grandes tristezas en mi vida, y aún así prefiero una tarde de colores con vos, que mil días de melancolía gris. La gente pasa y nos olvida. La vida pasa y nos olvida. Pasa la gente, pasa el tiempo, no pasa nada. La luna no quiere vernos, y no importa. El sol nos dio todo lo que tenía. Y es mejor así. Racimos de colores bailan en tus ojos.